viernes, 15 de abril de 2011

Indígenas Argentinos: Diaguitas

Zona Geográfica

Se ubicaban en las regiones del Norte de Córdoba, Jujuy, Catamarca, Salta, Tucumán, La Rioja, San Juan y Santiago del Estero y ocupaban los valles comprendidos entre los ríos Copiapó y Choapa, en los valles transversales de las regiones de Atacama y Coquimbo teniendo al oeste de los Andes como límite aproximado de estos ríos. También se asentaron en el Norte Chico de Chile.

Vestimenta

Del tipo de vestimenta que usaban los diaguitas, se sabe que utilizaron el algodón y la lana de llama. Restos arqueológicos han podido determinar que utilizaban collares y adornos de piedra de malaquita y de conchas.
Las mujeres vestían de manera sencilla. Lo que las diferenciaba a una de otras según su clase, no era la complejidad en la confección sino la calidad de los géneros con que estaban fabricados los vestidos. La ropa típica era una túnica rectangular que se colocaba por la cabeza, que se ceñía a la cintura con un lazo y cuya extensión llegaba hasta los tobillos. Sobre el vestido, llevaban una capa tejida de alpaca. Las damas de la nobleza tenían el privilegio de llevar telas más sofisticadas y coloridas, como así también capas de vicuña.
En relación con la vestimenta masculina, los hombres comunes usaban un especie de poncho llamado onka que, normalmente, era tejido en alpaca. Encima de esta prenda, y en los días de frío, usaban una capa, también tejida, que se llamaba yacolla.

Desarrollo tecnológico

El jefe repartía las tierras y organizaba la construcción y el cuidado de las terrazas de cultivo en las laderas de las montañas. Se trabajaba la tierra y se guardaba parte de la cosecha en los depósitos comunales. Con el taco, los diaguitas cubrían varias de sus necesidades básicas. Usaban la madera como leña o para la fabricación de enseres y de la corteza y de la raíz obtenían tinta para teñir lanas y telas. La mayor parte del año se dedicaban a la ganadería, pastoreo de camélidos, de los cuales obtenían carne, lana y huesos que usaban en la confección de herramientas. Contaban con una avanzada tecnología agrícola y con una amplia gama de recursos económicos. El cacique era el encargado de organizar y proteger a su pueblo.
Los diaguitas eran fundamentalmente agricultores sedentarios cuyos productos principales eran el maíz, zapallo y porotos. Criaban llamas y alpacas de donde sacaban lana para sus tejidos y también como carga.

Arquitectura

Utilizaban la piedra.Fabricaban objetos y eran excelentes artesanos y alfareros.Las formas de las viviendas iban de lo rectangular a lo cuadrangular. Se componían de varias habitaciones comunicadas entre sí, con angostas puertas para su salida al exterior. El techo, a dos aguas, era de paja. La alfarería de los diaguitas era de color rojo y negro y fue famosa la elaboración de urnas para los entierros.
La cultura barreal presenta dos estilos decorativos bien definidos, el primero, constituido por vasijas negras o grises claro con decoraciones zoomorfas o geométricas blancas y el segundo, representado por objetos con decoraciones en rojo, marrón y negro, en los que el felino es el tema habitual.

Forma de escritura

La forma de escritura era el kakán, el cual es una lengua actualmente extinta, de la que se conservan topónimos y otras escasas palabras en el habla coloquial de los habitantes de las zonas del norte de Chile, Argentina y sur de Bolivia. El kakán, era un idioma lleno de sonidos guturales. Todavía en la actualidad el pueblo diaguita utiliza muchos vocablos del cacán para comunicarse entre ellos, sobre todo en las ceremonias religiosas y para denominar objetos, aunque también conocen el castellano. Las palabras en lengua cacán, engloban ideas
Se hablaba en los Valles Calchaquíes de Salta y Tucumán, toda Catamarca, gran parte de La Rioja, parte oeste de Santiago del Estero  y norte de San Juan y, en mucha menor medida, en el extremo noroeste de Córdoba.


Producción literaria


Muchas narraciones se transmitieron en forma oral entre distintas generaciones, aunque tardaron siglos en plasmarse por escrito. Se considera que uno de los primeros textos literarios, o al menos del que aún quedan registros escritos, es el Poema de Gilgamesh. Se trata de una narración que fue grabada en tablas de arcilla con escritura cuneiforme, cuya primera versión se remontaría al año 2.000 A.C.
La mayoría de los textos sumerios fueron fijados en tablillas de barro y luego se hicieron diferentes copias. Además de Gilgamesh, otros reyes que formaron parte de la literatura épica de la época fueron Enmerkar y Lugalbanda.


Una de  las leyendas importantes de la cultura diaguita, es la de "Chaya y Pujillay"
Chaya era una india jóven, que se enamorò perdidamente del Príncipe de la tribu: Pujllay, un joven alegre, pícaro y mujeriego. Ella se interno las montañas a llorar sus penas y desventuras amorosas, fue tan alto a llorar que se convirtió en nube. Desde entonces, aparecía en forma de rocio o fina lluvia.
En tanto Pujllay sabiendose culpable de la desaparicion de la joven india, sintio remordimiento y salió a buscarla. Tiempo despues, regresó la joven a la tribu con la luna de febrero.Pero el, continuó buscandolo y termino ahogando en soledad, hasta que luego, ya muy ebrio, lo sorprendio la muerte.
Ch'aya (en quichua: "Agua de Rocío") es símbolo de búsqueda del agua. Y "Pujllay", que significa: "jugar alegremente".

Los Pétalos de la Rodocrosia

Tras largos días y noches de andar, el chasqui alcanzó el último tramo del camino que conducía a la morada del Rey Inca. Llevaba una singular ofrenda destinada al gobernante: tres gotas de sangre petrificadas, el precioso hallazgo fue recibido con mucha emotividad. En el Lago Titicaca se había construido el templo de las aclas: las vírgenes sacerdotisas del Inti. En ese sitio se encontraban anualmente el sol y la luna para fecundar los sembrados y asistir a la sagrada elección de quien heredaría la responsabilidad de perpetuar la sangre inca. Un día el invencible guerrero Tupac Canqui se atrevió a ingresar al sagrado templo, desafiando la tradición incaica. Desde el momento en que descubrió a la bella Ñusta Acla, nació su amor por ella. La sacerdotisa lo correspondió, consciente de ignorar las restricciones del Tawantinsuyo para las elegidas. Juntos, escaparon hacia el sur, buscando proteger el vientre de la Acla lleno de vida. El poder imperial bramó y destinó infortunados grupos armados a castigar a los culpables de la transgresión. Tupac Canquí y la Ñusta Acla se instalaron cerca del salar de Pipando, donde tuvieron muchos hijos descendientes de los Aymarás, que fundaron el pueblo Diaguita. Sin embargo, jamás lograron deshacerse del hechizo de los chamanes incas. Ella falleció y su cuerpo fue sepultado en la alta cumbre de la montaña, él murió poco tiempo después, ahogado en su triste soledad. Una tarde, el chasqui andalgalá descubrió la tumba de la Ñusta Acla impresionado por ver cómo florecía, en pétalos de sangre, la piedra que la cubría. Rápidamente salió del estupor y arrancó una de las rosas para ofrendar al rey inca. El jefe del imperio, aceptando con emoción la flor de la Rodocrosia, perdonó a aquellos antiguos amantes furtivos. En adelante, las princesas de Tiahuanaco lucieron con orgullo trozos de la piedra rosa del inca, símbolo de paz, perdón y amor profundo.



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